El barrio de Tetuán tiene una serie de necesidades a las que el proyecto da respuesta. Se requieren vacíos urbanos que esponjen una trama muy densa, para lo cual la construcción se eleva para liberar espacio público. Esto convierte al edificio en un referente dentro de un barrio sin elementos urbanísticos que articulen la zona.

Además la situación de la torre es privilegiada por las vistas que tiene, tanto a la ciudad como a la Sierra de Guadarrama: está en un borde físico rematado por el Paseo de la Dirección a partir del cual comienza una vaguada ocupada por el Parque Rodríguez Sahagún.

Por último, esta zona de Madrid está muy degradada y para su recuperación se necesita una perspectiva más amplia y no actuaciones puntuales sin ningún criterio global, con resultados poco afortunados. El proyecto se entiende como una llamada de atención hacia este problema, dando carácter a un barrio aburrido.

Las características del edificio hacen que solo pueda ser afrontado desde la iniciativa pública, con las modificaciones de las normas urbanísticas necesarias para la construcción de un edificio singular como éste que intencionadamente es ajeno a los criterios económicos que tendría cualquier promoción convencional y en la que lo importante es el habitante, tanto del edificio como del barrio.

La obtención de una vivienda en la torre estaría sujeta a una serie de parámetros objetivos (estado de salud del anciano, patrimonio, proximidad,…) y siempre por un tiempo limitado, hasta que el anciano dejara de necesitar los servicios que proporciona el edificio.